Theatrum Manus, se distingue como un grupo de artes escénicas que desde sus inicios busca acercar el teatro al público de una manera inteligente y divertida con trabajos sobre equidad, inclusión y diversidad. En esta ocasión estuvimos en la función de Rapismodo, una obra que integra el lenguaje clown, la música y el rap para contar una historia sobre el jorobado de Notre Dame, discriminación y amor propio #Love yourself.
Antes que nada y primero que todo: había Casa llena. En el teatro ya no cabía ni un alfiler, alcancé uno de los últimos 3 boletos y eso que llegué temprano. No era un Festival de academia con la entrada garantizada por la venta interna de boletos, no tenía influencers en el elenco para jalar
followers y convertir la función en un evento de sociales y tampoco está patrocinada por alguna marca de cerveza para meterle lana a la difusión.... así que solo queda la opción más difícil y más genial: ya se corrió la voz de que la obra está suave, te la recomendaron los que siempre van al teatro porque saben que lo vas a disfrutar, o sigues a la compañía porque presentan cosas por las que vale la pena salir de tu casa versus
netflix & chill. Y pues sí, si valió la pena.
En la primera parte de la función, los personajes "B", "D" y "S" haciendo uso del lenguaje clown, establecen el juego y la diversión como premisa a partir de la cuál se relacionan entre ellos, irremediablemente y como público, me ví, (nos vimos todos y todas en la audiencia) envuelto en una vorágine de risas y aplausos espontáneos sin querer queriendo, disfrutando del juego a carcajada abierta. Los niños y niñas que acompañaron a madres y abuelas, reían, opinaban y daban divertidos consejos a los clowns en el escenario. "Escóndete", "corre", "por allá atrás", "por ahí nooooo", "cuidado, es la bruja", interactivos y enfiestados con Bi, Di y eS. Lo que no nos dábamos cuenta es que así nos preparaban para el main event: Rapsimodo, la segunda parte del show. Con una transición smooth like butter-criminal undercover, los clowns ya estaban hablando, cantando y rapeando (nótese mi cultura k-popper por aquello de BDS) sobre la Catedral de Notre Dame, Quasimodo, Esmeralda y Frolo, aquel temible personaje que esclaviza y oculta a Quasimodo de la gente en París, por el simple hecho de verse diferente.
Saúl Medina, Beatriz Aceves y Daniel Rodríguez, dirigidos por Gabriel Monroy transmiten un mensaje de comprensión, empatía, inclusión, autoaceptación y equidad, que aunque te rías musho, deja la semilla de la reflexión ¿me habré aventado algún Frolo con alguien?, tal vez dándome cuenta o no, ignoré, desprecié o discriminé a alguien por su aspecto, edad u ocupación... Pues habrá que pensar. Mientras, te comento sobre mis escenas favoritas.
Después de una danza donde Esmeralda pretende no bailar bien (evidenciando el excelente dominio de la morra en el baile), la carismática y encantadora Beatriz Aceves aterriza el mood y cambia toda la atmósfera para con una ternura infinita, explicarle a Quasimodo que todos somos valiosos y como lo que el considera como imperfecciones, es justo lo que nos hace únicos e irrepetibles. Como si abriera la kinosfera, con sus palabras y energía la actriz envuelve el teatro entero en un cálido manto de cariño y empatía.... uffff, miré alrededor y el ojito Remy estaba presente en much@s, yo incluido. Cómo te explico que Aceves nos tenía comiendo de su mano, aunque es una escena corta, sentí el consuelo en mi cora. Estábamos bien agusto pues.
Luego aparece Saúl Medina en swag total, rapeando.
¡Yo broh! tsss que flow. Interpretando a Frolo en una guapa marioneta que cambia su corporalidad entre Jay-Z, Charles Ans y el distinguido y estirado Archidiácono francés de la historia, sí, leíste bien, la marioneta C A M B I A su corporalidad y se vuelve uno con el actor en este #carismático/odioso ente escénico que maltrata a nuestro querido jorobado. El asunto no es sorpresa, considerando que ya se ha visto a Medina como un actor que utiliza el dominio corporal con precisión para dotar a sus personajes de una presencia y fisicalidad al servicio de la puesta, si necesitas actores que manejen máscaras, marionetas, zancos, acrobacias, rap, baile, etc...
better call Saul. A pesar de ser una puesta que requiere mucho esfuerzo físico, el intérprete nunca se "bofeó" mientras corría, cantaba, saltaba y rapeaba (que buena técnica de respiración y que bonito administra su energía", dije para mis adentros cuando terminó la obra). Rapsimodo, es interpretado en una combinación de máscara corporal y marioneta por Daniel Rodríguez con un tono de inocencia que enternece, especialmente cuando canta su esperanza de vivir y poder ser como todos.
En fin, el resumen es que si vas a ver Rapsimodo, pasarás una noche feliz, con una obra para toda la familia que no necesita insultar tu inteligencia para ser divertida. Todavía queda una función en El Mentidero el próximo martes 24 de mayo, puedes conseguir tu boleto aquí: https://www.mentidero.mx/iframe/?evento=22140&funcion=94748. Te recomiendo adquirirlo con anticipación, porque se acaban. Las fotos del post son de Gabino Guerrero by Momentum https://www.instagram.com/momentumhermosillo/
Sigue al grupo en: https://www.instagram.com/theatrummanus/
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