Sunday, September 25, 2022

Ananías, 20:21 y el nuevo formato de Un Desierto para la Danza.

Ya comenzó el Desierto Edición 29 Años.

En la entrada al teatro encontramos dos poderosas intérpretes, mujeres, bailarinas, jóvenes. Ana Sofía y Ana Luisa comparten historias de vida, pérdida, encuentro, historias sobre la madurez. Inevitablemente, las mujeres coinciden y comparten situaciones similares, parecidas y también contrarias. Son conocidas, luego aliadas, a veces, cómplices y casi casi familia. 

Ana Luisa Beltrán. Foto propiedad del ISC.

La pieza me lleva a pensar en esos encuentros momentáneos de mujeres con mujeres, cuando una detiene la puerta para que pase otra con un niño en brazos, cuando una le da cambio a otra porque la máquina no acepta la moneda que está defectuosa a la entrada del metro, una encamina a la otra porque no sabe donde es tal o cual dirección, avanzan juntas en una calle solitaria, aunque no se conozcan. ¿Alguna vez la mamá de tu amiga/o/e, te invitó a comer intuyendo que no habías desayunado? ¿Una chica te dejó el taxi porque vió que te urgía llegar a la escuela o al trabajo? ¿La muchacha de la tiendita te dijo "así está bien" aunque no te alcanzaba para la torta?

 Esos pequeños gestos de gran generosidad, rondaron mi cabeza y corazón mientras miraba a Ana Luisa y Sofía interconectando sus kinosferas tan orgánicamente que bien podrían ser hermanas, esos seres con los que compartimos al crecer y por ende, nos entendemos espAcialmente sin problema. El escenario que eligieron para la pieza era pequeño, pero las bailarinas lo amplificaban utilizando cada centímetro en el trazo de su danza, con tal volumen que llegaba hasta los que estábamos atrás y veíamos todo por un huequito entre las cabezas de los de adelante. En una acción significativa, las mujeres bailan en tacones, el sonido retumba en la cueva que construyeron entre las puertas de la cabina y la sala, un heartbeat que acelera y se detiene, como pasos de mujeres que resuenan en salones, oficinas y calles. Lo tacones nunca son discretos. Ana Luisa y Sofía los usan como un statement, una postura que hace ver lo conectadas que están con la tierra, el manejo del peso enraizado en la gravedad y sí, en tacones. El programa dice "una tarea, dos historias y más de tres coincidencias",  los gestos y movimientos de las intérpretes me dan más de dos historias: mil, y otras tantas coincidencias de muchas Anas que corren, bailan y viven en tacones.

Un excelente trabajo del par de Badass: Ana Luisa Beltrán y Ana Sofía Rodríguez. Jóvenes figuras del movimiento freelance de danza contemporánea en Sonora, ambas egresadas de la Unison.

Luego, pasamos al Teatro para ver a los ganadores del Premio Nacional Guillermo Arriaga: Uroboros Escena, con 20:21. La pieza en tres partes, aborda la condición humana frente a la reciente pandemia. 

La primera parte es interpretada por Luis Galaviz. Un hombre solo, inventando y reinventando, pensando y repensando en el cotidiano acto de vivir. La obra entera denota una exhaustiva exploración de movimiento, el intérprete rompe el espacio con sus amplísimos rangos, articulando cada pequeño segmento corporal, entra y sale del piso sigiloso, con una fluidez casi casi líquida. Baila descalzo, en cada pisada se siente el dominio técnico. Cuando gira, sus ejes y planos pasan a segundo término porque el cuerpo entero es un ente expresivo disertando sobre la fragilidad de la mente y el confinamiento, la vida y la muerte en pandemia.

La segunda parte es Yansi Méndez quien reflexiona sobre la condición humana y el reto de mantenerse sano, entero y activo en el confinamiento. Para esta pieza, deben haber usado un infinito número de horas en el estudio. La bailarina trabaja con dos muletas, que primero constriñen la movilidad de todo el cuerpo, luego cambia la configuración de las muletas, libera las piernas, juega con fueras de centro y puntos de apoyo, provocando diversas calidades que crean un particular lenguaje de movimiento. Otro cambio y libera torso y brazos, explorando en la parte superior con interesantísimas combinaciones en los planos superiores, cada cambio en la forma de las muletas trae una nueva manera de moverse. ¿Te sentiste limitado en la pandemia? ¿tuviste que utilizar un espacio que te coartaba la libertad de movimiento, de acción, de emoción, debiste hacer un trabajo que se sentía como una carga, cuidar de alguien o algo sin quererlo? ¿enfermaste y no podías hacer tu vida como estabas acostumbrado? Me quedo pensando en la fragilidad del ser humano ante la enfermedad y la lucha por la salud física, mental y emocional en que vivimos por los dos años de pandemia.

Finalmente, llega la tercera parte, los intérpretes bailan en un espacio delimitado por una caja con cuatro lados y una luz estroboscópica. La imagen me hace pensar en los animales de laboratorio y el Big Brother en los dispositivos electrónicos actuales. Los bailarines exploran, expresan en movimiento preocupaciones, intereses, relaciones. El final de la obra me ha parecido una muy hermosa imagen, el danzón Nereidas suena a veces con claridad, a veces alterado, el par de bailarines interactúa directa y francamente como en una danza de cortejo donde se acercan, juegan, exploran el movimiento del otro e intercambian energía a veces sutil y otras contundentemente. 

Comprendo porque resultaron ganadores del Premio Nacional Guillermo Arriaga, para mí esta obra es una bella Reflexión en Movimiento. Aunque uno de los bailarines se lesionó en el reciente terremoto de la CDMX, la pieza fue efectiva con dos intérpretes solamente. Muy placentero ver el nivel de dominio técnico de los Uroboros Escena, egresados de la ENDCC y la Estatal de Danza de Sinaloa así como de la UV.

Este año, Un Desierto para la Danza recupera lo presencial. Puedo suponer que la nueva organización pasó por situaciones difíciles que movieron el festival de abril al mes de septiembre, quedando fuera de la Red de Festivales del Noroeste 2022. La convocatoria del 2023 ya hace rato que se publicó como parte de la red. Con todo, el Desierto ha sobrevivido para llegar a los 29 años, con una emisión virtual organizada por Pedro Núñez durante pandemia y ahora en un formato diferente coordinado por Manuel Ballesteros. Prescindiendo de la figura de grupo anfitrión, este año el festival amplía las actividades dirigidas a la creación de nuevos públicos así como a la atención a grupos especiales, buscando además tener una mayor presencia en otros municipios de Sonora. 

Un punto importante en este festival es que las presentaciones tienen "Entrada Libre", o sea que son GRATIS. En mi caso particular, aunque sabía del Desierto desde antes, yo conocí el festival cuando participé con la compañía El Cuerpo Mutable por allá de 1995, en aquel entonces y por los últimos 20 años que llevo viviendo en Sonora, el boleto de entrada siempre tuvo un costo. Excepto ahora. No sabemos si mas adelante va a cambiar.

Hay también presentaciones en Escuelas públicas. Aunque se habían hecho funciones de danza en Escuelas y Plazas en otras ediciones del Desierto, eran para difundir el festival e invitar a la gente a asistir al teatro. Ahora es diferente, las compañías participantes del Festival, llevan sus producciones a las escuelas no como promoción del evento sino como parte del mismo Desierto. Si bien los talleres en el Desierto no son una novedad (Seguramente se hizo antes, pero lo que yo recuerdo es a Jesús Núñez y Leticia Campbell impartiendo talleres para los niños del internado Cruz Gálvez durante el Desierto por allá de 2007), el que se impartan en escuelas públicas primarias y secundarias de San Luis Río Colorado, Hermosillo y Ciudad Obregón es algo de este año.

Que se arme la comenta. Nos vemos en el Desierto, "aiqueir" aprovechando que este año es GRATIS.

                                                                                                                                                  S. Salazar


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