Saturday, April 21, 2012

Los 20 de Quiatora


Bailar desde dentro, bailar desde lo que se es y lo que no se es, desde la realidad particular, colectiva y/o personal, desde cada pequeña parte del ser, casi casi desde la vida misma. Es Quiatora Monorriel. 20 años de crear, buscar, experimentar, explorar, arriesgar, sentir, vivir, compartir y claro: Bailar.
En este Desierto  para la danza QM festeja sus primeros veinte años con el estreno de la obra "Asunto latente" de Evoé Sotelo, con diseño de iluminación y espacio escénico por Mauricio Ascencio  y la interpretación de Benito González y Evoé Sotelo.

Cuando el trabajo de los creadores toma forma en esta obra, el fluir es continuo, sucede de manera natural. El humo baila dibujando formas y sombras caprichosas en la luz que ilumina los cuerpos que producen a su vez, otra formas igual de complejas pero no con luz, sino con la energía contenida en el imaginario de cada uno, el soporte ya no es la luz, sino la imagen física de los intérpretes que se revela ante el espectador envuelta en una serie de atmósferas sutilmente cambiantes. El movimiento y la fuerza son internos, pero con tal potencia se abren paso que construyen diálogos con la escena y el público de manera integral. Todo fluye en la justa medida, las atmósferas transforman el espacio, los actores se mueven con tal dominio que es difícil darse cuenta como llegaron, de donde vinieron y hacia donde van en forma, tiempo o intención.
El trío domina la escena, habitando el espacio entero del teatro de la ciudad, Sotelo y González en el linóleo, Ascencio en cabina.  Cada uno consciente del otro en todo momento, evidenciando una conexión energética tal, que al espectador no le queda de otra que participar aportando desde su experiencia personal y elaborando quizá, una lectura propia de la obra. Luego entonces, en mi caso, elijo remitirme a la imagen y temporalidad de Lars Von Trier en Dogville. El tiempo es solo un pretexto, dice un comercial de relojes... en asunto latente, el tiempo es mas que un pretexto para explorar y analizar el movimiento en situación, el movimiento detonado, creado y producido desde muy adentro, desarrollando y construyendo un flujo interno fuerte pero contenido con lo que ironicamente, puede verse en los cuerpos tan bellamente iluminados.

La conexión y armonía de los elementos en la escena nos permite entrar en la convención de lo que sucede ahí. Ahí en el escenario, ahí en la cabina, ahí en la butaca, ahí donde estamos todos.

Veinte años después la evolución ha hecho lo suyo. Los artistas de Asunto latente asumen lo que son y como son hoy, su trabajo implica tal complejidad que dota al movimiento de sencillez y honestidad, de modo que no puedo evitar caer atrapado reflexionando sobre mis propios asuntos latentes.

 Benito, Evoé y Mauricio mas que plantados en el escenario con una de esas extrañas puestas verdaderamente poéticas.     Felicidades Quiatora!

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