Thursday, October 08, 2009

Yo te compro lo que quieras mijito. El Meño en el Teatro de la Ciudad.

Foto: Juan Casanova
Un suceso mediàtico, teatro lleno todas las funciones y la gente se quedò afuera. Es lo que mas me llama la atenciòn de esta temporada de Nortearte. En el pùblico, màs que caras conocidas en eventos de danza, mas bien reconocidas en la sociedad hermosillense. No eran los regulares de las temporadas de danza (aunque esos tambièn estàbamos). Asando danza està creando su propio grupo de seguidores. Personajes de la televisiòn y otros medios estaban ahi, disfrutando la funciòn y hablando de como tal o cual sobrino imita al Meño cuando sale en el corte de la tatahuila. Ni hablar, la fòrmula funcionò. La gente se identifica con el Meño. Bien por eso.
De la obra: Despuès de mas de 100 representaciones en muchos sitios de Mèxico y el mundo, (literal, del mundo)el intrèprete de Nortearte Manuel Ballesteros maneja la obra al revès y al derecho, domina el escenario de manera brillante, el trabajo de movimiento muy estudiado ya, es ejecutado con excelencia. Y algo que me parece mejorò notoriamente del estreno a las 120 (representaciones)es el trabajo de voz, afinadito ya el meño, afinadito. Con mùsica en vivo. Otra experiencia.

Por algo este sonorense ostenta reconocimientos en su haber como el de Mejor intèrprete masculino en el PREMIO INBA-UAM, el Premio DIF-PROVINCIAL al mejor bailarìn en el Festival Internacional Lila Lòpez y muchos otros... Manuel tiene un dominio del cuerpo tal, que lo explota como instrumento expresivo de manera magnìfica. Ademàs tiene la capacidad de involucrar al pùblico de tal forma que "se lo hecha a la bolsa". La sala entera aplaude, grita y canta con el Meño en Nortearte.
Se convierte en un espectàculo interactivo. En la escena final una dama muy elegante puso la nota del dìa: "Yo te compro lo que quieras mijito" le dice al Meño cuando este se acerca a cantar "compra mis discos" la audiencia respondiò con gritos, aplausos y carcajadas. Carismàtico artista sin duda.

A tìtulo personal, me gustaba màs la transiciòn de la escena del acordeòn muy melancòlica hacia la sesiòn de fotos muy dinàmica, cuando era serena y tranquila, en esta ocasiòn el Meño rompe haciendo una broma que arranca los aplausos y risas del pùblico: Ea raza, no es para tanto!

La escena del rodeo y el llègale. Mis favoritos.

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