Medios y danza en el Desierto 2011

Este año el Festival "Un desierto para la danza" fué diferente para mí. ¿En que sentido? Pues... lo disfruté mucho, así de simple. ¿Por qué? En principio porque se arriesgó la curaduría, pues como sabemos (lo aclararon en la rueda de prensa) esta se hace por video. Válgame pero que cosa tan incierta, lo que vemos en video aunque sea la obra completa (y dudo que lo que vean los responsables de armar la programación sean grabaciones completas)a la hora de verlo en vivo el resultado puede cambiar.

Así, aunque me pareció arriesgada la selección, creo que fue exitosa en la medida en que se presentó un lado de la danza contemporánea que aunque no nuevo, si ha sido poco visto en Hermosillo. La mayoría de los espectáculos buscaban la integración de medios en la obra, o presentaban un aspecto de experimentación, búsqueda, improvisación y uso de espacios alternativos al tradicional foro. En esta emisión del Festival, nos llevaron de una galería a una peña a una iglesia abandonada y bueno claro, también al teatro.

Pudimos participar no solo contemplando la obra sino también estando en ella. Cada día en el patio central de la Casa de la Cultura un grupo de jóvenes estudiantes dirigidos por Benito González, nos ponía frente a alguna posibilidad de movimiento, algunas con elementos como líneas en el piso, estambres que cruzaban el espacio y otras con instrucciones para acciones corporales como torcer, saltar, deslizar para finalmente: Bailar. Esto además de propositivo, aligeraba la espera en las largas filas para entrar a las funciones.

Otro acierto, fue la elección de los espacios por los grupos locales. Ninguno fue en el Teatro, así el público que los sigue, vivió experiencias distintas con sus favoritos, abriendo y retomando otros espacios para la danza y por lo tanto, abriéndonos el panorama como espectadores acostumbrados a seguir el camino a la casa de la cultura cada abril o mayo.
En todos los trabajos encontré elementos interesantes, e excepción de "Punishment to the movement" creo que todos los grupos y coreógrafos presentaron trabajos de buena factura y con una base reflexiva en el proceso creativo que se evidenciaba en cada presentación.

Algo sobrio como "Mi última foto" de Vogrig, algo emotivo y de humor ligero como "El llac de les mosques" de Sol Picó. Algo elaborado y con gran producción como "Falso Cognado" de Mancillas y algo austero como "Danza Mínima" de Sotelo. Cuerpos volando y haciendo grandes extensiones y vertiginosos giros como los Antares y seres maquillados que difícilmente se movían como los Producciones La lágrima. De todo, pero desde un punto de vista no tradicional.

Durante el año en mi ciudad, es difícil ver este tipo de trabajos sino a través de un monitor, pero cuando llega el festival es la oportunidad de conjuntar voluntades y presupuestos, un Instituto de cultura, un CONACULTA y su red de festivales, un grupo anfitrión y un público que todos los días llena cada función de danza o "como sea que se llame esto que vimos", para entonces poder ver en vivo a los músicos de Sol Picó y su truco de la lavadora. Es la oportunidad de ver bailarines distintos, cuerpos y propuestas no tradicionales todo ello sin dejar de disfrutar la calidad de los grupos locales en un marco internacional.

Algo mas en este desierto: Manuel Stephens y Carlos Sánchez en el Danzine.

Soy cursi, lo acepto. Me enorgullece la danza contemporánea en México cuando veo que esta ciudad del sol tan alejada del bullicio y la falsa sociedad del centro cultural del país, produce bailarines, coreógrafos y públicos de calidad. Me cuento como uno de tantos espectadores que sigue la evolución de la danza sonorense y se congratula desde un cómodo sillón de haber visto en el Teatro, el banco o el super a los creadores de Hymen Vorgos, Falso Cognado y Danza Mínima. O encontrar en las calles de Fiestas del Pitic a Nadya Rodríguez, Tanya Alday, Citlalli Avalos, o el grupo donde están nominados todos los cinco bailarines al premio a mejor intérprete en el INBA-UAM (Parámetro Ciego, Isabel, Jorge, Dulce, Arely, Gilberto).

Me gusta pensar:Valió la pena darse la vuelta al festival, a donde me lleve el Desierto, voy.