A menudo me preguntan: ¿Y no extrañas bailar?. Obviamente yo siempre respondo: "No". Y bueno, sobre ese punto va esta entrada.
No extraño el escenario, eso no, y aunque dicen por ahí que los artistas escénicos vivimos del aplauso, honestamente yo no coincido con eso. Entiendo la metáfora económica, eso si, pero desde mi punto de vista el aplauso y el ser visto no es lo primordial en el arte. La danza se convirtió en mi vida, por allá cuando yo tenía 14 años y se presentó la oportunidad en bailar profesionalmente, pero antes y después de eso...
los aplausos me vienen valiendo un soberano comino. Yo bailaba porque la danza representaba la oportunidad de poder ser yo así como soy. Encontré en este arte el vehículo de expresión ideal para mi forma de ser y de percibir el mundo. Ahora si que "desde chiquita me gustaba bailar", en las piñatas de mis muchos primos, yo ganaba los concursos de baile, jajaja. Siempre disfruté del arte del movimiento, las presentaciones vinieron como consecuencia.
Para poder bailar como forma de vida, hay que compartir el trabajo con el público. Al menos ese es mi punto de vista pero la emoción en clase y en función no me eran tan diferentes, en las obras eres un intérprete del coreográfo y en clase eres un intérprete de la técnica o del maestro.
Claro que en función, tienes coreografía, iluminación, vestuario,foro y demás complementos para la danza, entonces la "herramienta expresiva" se hace mas "completa" y se vuelve especial. Cada función es mágica, cada presentación es una fiesta del movimiento, cada foro es un hogar, cada teatro es tu casa, los compañeros son tus hermanos y los técnicos tus primos. Y entonces "uno vive en el lapso que hay entre una función y otra" (A tourning point).
Todo lo que se hace para llegar a una función, es especial. Clases, cursos, ensayos, lecturas, asesorías, coachings, improvisaciones y exploraciones, visitas a museos y galerías, viajes, giras, investigación, pruebas de vestuario, kilométricos ensayos técnicos, marcaje de espacios, recoger, lavar, guardar vestuarios, cortar nieve... Todo va encaminado a la magia que ocurre cuando bailas... en un escenario.
No, no extraño el escenario, los aplausos o el sueldo de bailarín.
Pero si extraño la magia de todo lo que se hace para llegar al foro, extraño a mis hermanos bailarines, a mis amigos en las compañías, el juntarnos a reir viendo los videos de cuando se rompió el piso del forito de San Andrés, irnos juntos a comer en las cantinas de San José (para poder ahorrar viáticos),tomar mimosas en el vuelo a Tegucigalpa, o baños de sol en la laguna de Bacalar.
Las clases, los ensayos, la convivencia y el apoyo mutuo de la hermandad.He oido historias de horror de algunos grupos, pero yo tuve siempre la fortuna de pertenecer a grupos muy sanos en todos los sentidos. Respeto y amistad.
Tengo 3 meses sin lavadora, se me ocurrió comentarlo con la familia política,y aunque todos tienen lavadora en casa, hubo un incómodo silencio después de mi comentario... (cri cri) En cambio, lo dije en la escuela de artes,y ahora tengo que decidir a que casa iré a lavar este sábado.
Gracias al arte por mis compañeros y amigos entrañables.
Vaya para ellos un abrazo apretado tipo green room mientras esperas llamado en el montaje de luces.
Amigos, comadres y compadritos: Los quiero y extraño, son parte de mi.
2 comments:
OMG!! Maestraaa
que bonito todo lo que escribió!!
me hizo llorar
jajaja q cursi yo
y cuando quiera aqui tengo lavadora, estufa, micro, etc... yo sí se los presto :D
hahahaha
=*
Gracias hermosa... Por cierto, Santa me trajo una lavadora jeje.
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