Sunday, April 28, 2013

Accidens de Antorse en el 21


Resiliencia. Capacidad para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y traumas graves.

Samuel Lefeuvre, Nicolás Olivier y Raphaëla Latini del Grupo Entorse, crean una puesta cuestionando el concepto de resiliencia donde el diseño lumínico, la coreografía, y la música comparten protagonismo en el escenario de Un Desierto para la danza 21.

La escena es sencilla, un cuadro de blanco linóleo delimita el espacio donde un bailarín en jeans y camiseta blancos desarrolla una lucha constante por mantener la vertical. El movimiento estudia las posibilidades para salir del piso, luego alcanza un "equilibrio precario", cae y vuelve a explorar maneras de ponerse de pie. Más adelante transita en el espacio moviéndose por los cuatro lados de su espacio blanco mediante el impulso que produce como consecuencia el mover aisladamente pero con fuerza los segmentos corporales provocando entonces, la locomoción.


La coreografía en Accidens me hizo pensar en  las frases: "alcanzar y jalar" y "ceder y empujar" tan comúnmente usados en la jerga dancística para explicar y entender, entre otras cosas, la aplicación de las leyes de Newton en las clases de técnica del movimiento. Con cada escena marcada por el obscuro, podía percibirse el conocimiento y dominio que el bailarín posee de su instrumento: el cuerpo, y su peculiar manera de abordar el movimiento. Un movimiento tan orgánico que aún las caídas desde la vertical hasta el piso se veían fáciles. Sin embargo, el hombre de blanco en el escenario no era lo más importante, la música creando ambientes y atmósferas cambiantes en cada cuadro, compartía con un diseño lumínico de extrema delicadeza, cada escena.
 Los tres creadores bailan al unísono cada uno en su lenguaje. Algunas veces, el bailarín se queda quieto y el foco es tomado por la exquisitez de la luz o por una melodía con tintes terroríficos, metálicos o suaves que acompaña al humo aproximándose a las butacas cual película de misterio. Me atrapa la visión de este humo denso al tiempo que la música dispone la atmósfera precisa para ver como la luz da el acabado perfecto a la escena. Pero todo el tiempo figuran los tres aspectos cual mente, cuerpo y espíritu en armonía.


La lucha por resistir a la gravedad, a la existencia y su efecto aplastante, descubriendo maneras de caer y levantarse, sucesiones, espirales, caídas por las que pasa el ser humano al transitar por la vida y sin embargo encuentra la manera de seguir adelante, de continuar con sus tareas por el camino... y al final simplemente termina. Accidens termina en un obscuro.  La música calla, el hombre de blanco se planta en vertical quedándose en completa obscuridad.
Blackout. 





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